El Liderazgo Eficiente

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“Correr como pollo sin cabeza”. Todos hemos escuchado alguna vez esta expresión, que interpretamos como ir de un lado a otro de manera frenética y sin un rumbo fijo, igual que lo harían las gallinas cuando les cortan la cabeza… Seguir corriendo sin saber a dónde, ni para qué, ya que no hay cerebro que lo controle.

Una de las premisas básicas para contribuir al éxito de un proyecto, reside en la existencia de una dirección que sepa marcar los protocolos de actuación y conseguir los objetivos marcados, de la misma manera que un capitán consigue que el barco llegue a buen puerto sin olvidar que para lograrlo, habrá de ganarse la confianza de su tripulación para que le siga a donde él diga.

Casi el 90% de estos proyectos no sobreviven los 10 años y mientras que algunos equipos fracasan desde el principio del proyecto, otros se van deteriorando con el tiempo. ¿La razón? No existe un liderazgo claro o coherente.

Veamos entonces qué comportamientos y directrices acompañan al comportamiento de un Liderazgo Eficiente y también al que no lo es:

1.- Planificación y Objetivos:

Iniciar un proyecto con un equipo de personas conlleva ilusión, dedicación y mucho esfuerzo para afrontar situaciones difíciles. Si las bases sobre las que se asienta no son sólidas, es muy probable que el proyecto no sobreviva. Dedicar el tiempo necesario a definir qué es lo que queremos y cómo vamos a hacerlo, es un paso necesario a lo largo de la vida del proyecto sin el cual, este está abocado al fracaso o como dice el refranero popular: “Lo que mal comienza, mal acaba”.

Si la dirección no tiene claro cuál es el objetivo que se ha de conseguir, en cuánto tiempo y las actividades que la gente que integra el equipo debe realizar para conseguirlo, es muy probable que el barco o no llegue a buen puerto o la tripulación llegue destrozada o se produzcan bajas o todo a la vez.

¿Quién no ha trabajado en alguna empresa en la que se consiguen los resultados al precio de ir dejando un “reguero de cadáveres” a lo largo de cada proyecto que afronta? Es lo que se conoce como un elevado nivel de rotación de personal. Hay proyectos en los que el nivel de rotación de las personas que pasan por él es inversamente proporcional a la capacidad de sus directivos o “líderes” para gestionarlos de manera eficiente.

Sí, la incompetencia está presente en muchos jefes y emprendedores que actúan como pollo sin cabeza, a los que les sobra energía pero no tienen claro el rumbo. Es como circular en automóvil muy potente y rápido aunque con el parabrisas pintado de negro.

Además, es muy habitual que una dirección mediocre y con carencias sea proclive a elegir unos mandos intermedios con sobrada capacidad técnica aunque les falte seguridad (la mayoría de las veces por falta de experiencia), ya que su única finalidad será la de servir como meros transmisores de las órdenes de los que están más arriba y ser un muro de contención para las peticiones y demandas de los que están más abajo. Y de ese modo, si al final los resultados no son los esperados, siempre hay un mando intermedio a quien culpar y así desviar la mirada de su incompetencia.

2.-Profesionalidad y Responsabilidad:

Uno de los males endémicos de este país es pensar que todo se resuelve con buena intención o buena voluntad, con independencia de cómo lo hagas en tu cargo o puesto. Nos olvidamos que la posición que ocupamos dentro de un sistema (empresa, equipo, proyecto) ha de marcar la diferencia en nuestra forma de actuar y comportarnos.

Ejemplos de este tipo tenemos muchos en el terreno político. Con nuestros dirigentes predicando valores de esfuerzo, trabajo, sacrificio, etc. que luego ellos mismos incumplen. Y también se observa en el sentir general, ya que parece que una gran mayoría se cree con el derecho y la capacidad para detectar errores ajenos y sobre todo para decir cómo solucionarlos. Sin embargo, cuando se trata de ser más conscientes de las carencias propias para mejorarlas, y creemos poner toda nuestra voluntariedad, en verdad; nos resistimos y lo primero que pensamos es: “Que sean los demás los primeros que hagan el esfuerzo”.

De la misma manera que cada una de las personas que forma parte de un equipo ha de saber cuáles son sus funciones y qué se espera de ellos, un líder ha de comportarse conforme al puesto que desempeña. Esto implica mostrar seguridad en sus decisiones y transmitir confianza a todas las personas que están bajo su dirección. No utilizar su posición para manipular a los demás reservándose información que sea útil y necesaria para lograr el objetivo y ser el primero en dar la cara cuando las cosas van mal o no salen como se esperaba. Esto último se denomina Responsabilidad para aceptar las consecuencias de nuestras decisiones. Y lo contrario, lo expresa muy bien otro dicho popular que dice: “Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que ver la viga en el propio”.

3.- Generosidad:

El tercer ingrediente que ha de acompañar a un líder es la generosidad. Hay directivos y emprendedores que profesan tanto amor hacia su proyecto, su idea, que se olvidan de que para conseguirlo, es necesario contar con las personas y no solo para que trabajen por y para los resultados.

Cuando la dirección es incapaz de tener en cuenta otras ideas, porque cree que solo las suyas son lo bastante buenas para conseguir el objetivo, cierra cualquier posibilidad de crecer, de avanzar en la dirección adecuada.

Un directivo que no sepa cómo hacer partícipes del proyecto a las personas que lo integran, y su estilo sea más de ordeno y mando, estará fallando en su comunicación, debilitando al equipo, de modo que más tarde o más temprano, su arrogancia pasará factura.

4.- Confianza.

Generar un contexto de confianza que facilite la comunicación entre las personas es clave para que, como decíamos antes, la tripulación siga de manera voluntaria al capitán. La confianza es esencial para activar e impulsar a las personas a dar lo mejor de sí mismas. Un directivo que no confíe, no aprecie ni valore a su gente, difícilmente podrá dirigirles. Podrá usar tácticas, para conseguir sus intereses, algunas poco honestas, como manipular emocionalmente a las personas, aunque a medio plazo, estas estrategias del poli bueno y el poli malo, terminarán por menoscabar la confianza de su gente y el compromiso de estos para con el objetivo.

 

En definitiva, un Liderazgo Eficiente conlleva definir un objetivo claro, conocido y compartido por todos los que integran el equipo, un método o procedimiento de actuación claro y flexible, un reparto de roles y funciones sin los cuales, los integrantes del equipo no tendrán claro lo que se espera de ellos y además, a medida que pase el tiempo, su nivel de motivación irá disminuyendo puesto que no se sentirán útiles en su contribución a los resultados.

Un líder es aquel que no tiene miedo en dar espacio a los demás para que aporten, para compartir con ellos la información y los recursos necesarios que les ayuden a realizar su trabajo y contribuir a que su gente descubra lo que es el éxito.

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