Quiero agradecer vuestra contribución a la primera entrada de “El mapa no es el territorio” ya que vuestras respuestas son una perfecta muestra de lo que son los Mapas mentales o Paradigmas.
Un paradigma es el modo en que “vemos” el mundo. Es la percepción o interpretación que cada persona hace de la realidad que observa. Cada persona ha construido a lo largo de su vida mapas mentales que condicionan el tipo de conducta o actitud que aflora al exterior y en última instancia el tipo de relaciones que tenemos con los demás. Pero el mapa es simplemente la explicación de ciertos aspectos de un territorio, de la realidad, del mundo tal como es, no como nosotros lo vemos o lo percibimos.
EL MODO EN QUE VEMOS LAS COSAS ES LA FUENTE DEL MODO EN QUE PENSAMOS Y DEL MODO EN QUE ACTUAMOS.
Los paradigmas o mapas mentales nada tienen que ver con la inteligencia y la lógica, sino con nuestras percepciones subjetivas. Dos personas inteligentes y sinceras pueden observar lo mismo y ver cosas distintas y sin embargo, estar ambas en lo cierto. ¿Cuáles son los condicionantes que imprimen esa huella única en cada uno de nosotros y contribuye a ver la realidad de diferente manera, a construir nuestros mapas? Pues la educación recibida en el seno familiar, la escuela, el ambiente de trabajo, los amigos, los compañeros de trabajo, los paradigmas sociales corrientes esculpen nuestra forma de ser y actuar, como la gota que cae lentamente en una roca.
Por tanto, para cambiar nuestras actitudes y conductas debemos examinar los paradigmas básicos de los que surgen éstas.
Todas las personas tendemos a pensar que vemos las cosas tal como son, que somos objetivos. Pero no es así. Vemos el mundo, no como es, sino como somos nosotros o como se nos ha condicionado para que lo veamos.
Ser consciente de ésto, nos abre un amplio abanico de posibilidades a la hora de mejorar nuestras relaciones con otras personas, a la hora de entender a otras personas con puntos de vista diferentes al nuestro, a la hora de escuchar lo que otras personas nos tengan que decir sin censurar ni enjuiciar lo que éstos nos digan, sólo por el hecho de que nuestra manera de ver las cosas sea distinta. Cuando otras personas disienten de nosotros, pensamos que se equivocan, que están confusos o que no entienden. Cada uno mira a través del cristal de su experiencia. Y alguna persona más pragmática se estará preguntando: ¿Para qué están los hechos? Los hechos sí son objetivos!
Pues sí, los hechos son objetivos, pero el ser humano como tal no lo es, de manera que, cada persona como ser subjetivo que es, interpreta esos hechos en base a sus experiencias pasadas, valores, creencias, objetivos e intereses, emociones, principios, etc… ¿Qué podemos hacer para saber si nuestro mapa mental o modo de ver la realidad es el más adecuado, es el correcto? Cuanta más conciencia tengamos de nuestros mapas o paradigmas, y de la medida en que nos ha influido nuestra experiencia, en mayor grado podremos asumir la responsabilidad de tales paradigmas, examinarlos, escuchar a los otros y estar abiertos a sus percepciones, con lo cual lograremos una visión de las cosas mucho más objetiva.
Si quieres que el mundo sea distinto, no intentes cambiar el mundo primero, empieza por cambiar tu percepción del mundo. Sólo cuando tú cambias esa percepción, logras que el resto cambie.
Es cierto que efectuar un cambio en el modelo de observador que somos no es tarea fácil. Requiere valentía, prudencia y una madurez emocional importante. Si quiero mejorar en un determinado momento mi relación con mis padres, mi pareja, mis amigos, debemos aprender a escuchar. El escuchar a otro exige por nuestra parte la capacidad y el esfuerzo de tener paciencia, estar abiertos y desear comprender al otro. Y a veces es más fácil dar consejos a otros de lo que deben hacer o cómo deben ser que comenzar por desarrollar en cada uno de nosotros la madurez emocional necesaria para hacernos conscientes de cómo somos realmente por dentro.
Según decía Thoreau: “mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces”. Sólo podemos lograr una mejora considerable en nuestra vida cuando dejamos de cortar la hojas de la actitud y la conducta y trabajamos sobre la raíz, sobre los paradigmas de los que fluyen nuestra actitud y conducta.
NO HAY NADA MENOS OBJETIVO EN ESTA VIDA, QUE NO RECONOCER TU SUBJETIVIDAD.
Si tú eres de los que ven la vida en blanco y negro, o eres de los que piensan, estás conmigo o contra mi, párate un momento, deja de hacer, de seguir moviéndote en todas direcciones, regálate tu tiempo para sólo pensar si el modo en que tú ves el mundo que te rodea, condiciona tu actitud y el cómo los demás te ven.
Hola Loli (no se por que mi mapa mental se empeña en llamarte Loli, cuando te presentas como Lola, aunque tengo una idea que ya te contaré cualquier día). Perdona que no haya entrado antes en tu blog pero en el mes de junio me he aplicado tanto en los objetivos de la oficina que he descuidado hasta mi propia salud mental no leyendo tu foro. Mi primer título para el cuadro fué «sonrisa», bien es cierto que influenciado por el hecho de conocerte. Quizá si no te conociese me hubiese fijado más en ese elemento de la izquierda a modo de L invertida, pero porque me rompe la armonía del amanecer de los soles. Nunca hemos hablado de arte, y resulta que soy un modesto aficionado a los cuadros, porque tuve un profesor en el instituto que era crítico de pintura y consiguió aficionarme a ello. Es decir, que este profesor me hizo el corte necesario en mis raices. No se pintar, pero disfruto viendo pintura, y gozo más que Casillas en el mundial, cada vez que mi hija pequeña me dedica uno de sus dibujos…